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26 de enero de 2024

Actividad física: reservar unos minutos para la elongación, clave para prevenir lesiones

Actividad física: reservar unos minutos para la elongación, clave para prevenir lesiones

En el mundo del deporte, elongar parece una cuestión obvia, un ritual que se da por sentado al arrancar o finalizar una rutina de entrenamiento. El consenso popular es que se trata de un aliado para evitar lesiones, generar mayor flexibilidad y proteger los músculos de posibles fatigas durante los días siguientes.

Pese a esta idea, hay muchas personas que optan por saltearse la elongación y se niegan a incorporarla como parte de su práctica, fundamentando que les quita tiempo y que no ven reflejados los beneficios. En el otro extremo hay quienes argumentan que estirar es igual o hasta más importante que el entrenamiento en sí.

Frente a este dilema, en el universo fitness son muchas las teorías y los mitos que coexisten y se desafían entre sí intentando dar una respuesta válida acerca de los verdaderos beneficios y objetivos de la elongación. Aún no hay investigaciones concretas que validen o contraindiquen esta práctica. Antes, durante o después del entrenamiento, o simplemente nunca. Elongar parece ser una cuestión de disyuntivas, donde para algunos es un hábito, para otros no significa algo trascendental.

La elongación implica realizar movimientos estáticos y sostenidos durante algunos segundos e incluso minutos, con el fin de estirar el músculo que se contrajo y acortó durante la actividad física. Cuando se termina de trabajar el músculo, éste queda con una distancia más corta de la que tenía al empezar, por eso es importante llevarlo a su tamaño original. No hacerlo supone que hay posibilidad de que quede contracturado y en la próxima sesión esté contraído, lo que limitará la producción de fuerza y estará más propenso a desgarrarse.

Para numerosos especialistas en fisiología del ejercicio, la elongación prolonga la vida saludable. Con los años, uno pierde flexibilidad –entendida como la combinación entre la movilización, el fortalecimiento y el estiramiento-, y destreza en los movimientos; de esta manera se ayuda a las personas a cuidar y mantener su estructura.

Los especialistas hacen hincapié en la importancia de tomarse un tiempo al terminar la rutina, ya que los músculos aún no se enfriaron y lograrán regenerarse, desinflamarse y acomodarse nuevamente. Una vez pasado este tiempo, la elongación no hará efecto y, en caso de no realizarse, el cuerpo quedará propenso a sufrir lesiones a futuro.

En base a ello, se sugiere tomarse la cantidad de tiempo que cada uno considere necesaria para estirar. Además, enfocarse en la respiración consciente y aflojar cada músculo que se trabajó durante un promedio de entre 30 y 90 segundos. La intensidad y la manera de hacerlo, dependerá del objetivo, del deporte y del físico de cada persona.

Y cuando se trata de la previa a entrenar o practicar alguna actividad, los especialistas advierten acerca de no realizar el estiramiento como parte de la entrada en calor, ya que los músculos aún están fríos y pueden sufrir lesiones. En esta índole, recomiendan que sea dinámica, es decir, en movimiento, donde se realicen ejercicios de coordinación, rápidos y explosivos durante cinco a diez minutos. Estas acciones estimulan y preparan a las fibras para otros movimientos; dejan al cuerpo disponible para los futuros requerimientos.

Sensación de bienestar

Conocida también como stretching, la práctica tiene un fin en sí mismo: estirar para mantener activas y fuertes las articulaciones, evitar contracturas, bajar revoluciones y dar al cuerpo la sensación de bienestar Por ello, si bien es clave antes y después del ejercicio, no es mala idea tomarse unos minutos durante la jornada para relajarse. Al levantarse a la mañana, a mitad del día si el trabajo es sedentario, o a la noche para liberar tensiones y tener un sueño reparador. Estirarse es una actividad imprescindible para ganar salud.

 

 


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